- HERRAIZ / SECCIÓN DE DIBUJO
- Familia
- 1889-[1965]
Con unos inicios dedicados a la instalación eléctrica y a la fundición de bronce artístico, Herraiz llamó la atención enseguida por la calidad de sus productos, especialmente los dedicados a iluminación. Pronto sus proyectos de decoración van a incluir desde apliques y arañas a cortinas, barandillas, boiseries y todo tipo de muebles inspirados fundamentalmente en mobiliario clásico español y modelos del XVIII francés. También realizarán copias de muebles emblemáticos, como el joyero de María Antonieta, o de muebles de diferentes palacios. Su clientela se encontraba entre la nobleza y la alta burguesía adinerada y, por tanto, con gustos conservadores y con referencias estéticas en el pasado. Podían hacerse interpretaciones o adaptaciones, pero dentro de estos cánones tradicionales que nunca abandonaron. Ni siquiera cuando a partir de la segunda mital del XX la configuración de la vivienda y por tanto su amueblamiento pase a manos de nuevos y jóvenes arquitectos con ideas diferentes más acordes con los cambios que se operaban ya en la sociedad.
Esta incapacidad o resistencia a adaptarse a los cambios es una de las causas que hacen que las empresas familiares, tal como reza la norma no escrita, raramente sobrevivan a la tercera generación. Este es el caso.
Antonio Herraiz González (1870-1947), el fundador, no era un artesano ni un artista., era un empresario. Su formación en leyes le daba un poso humanista que quedará reflejado en la empresa o divisa de la compañía. Pertenecía a la burguesía acomodada, la misma a la que vendía sus productos y con la que va a emparentar a su descendencia, banqueros como los Urquijo o empresarios como los Mahou.
Antonio Herraiz González funda con un socio, Juan Rugama Hazas, la primera empresa (Herraiz, Rugama y Cía.), dedicada a la fabricación de bronces artísticos, lámparas e instalaciones de alumbrado eléctrico. Sobre la fecha de inicio de la actividad hay diferentes versiones y fechas; suele darse el año de 1889 como inicio de la actividad.
La primera noticia que encontramos en prensa es del 24 de diciembre de 1897, donde se informa de la "inauguración de un salón de sport en la calle del Príncipe nº 12 donde la instalación de luz ("una verdadera maravilla") es de la casa Herraiz y Rugama". Poco después, de enero a mayo del siguiente año aparecerán en la prensa anuncios publicitarios de la compañía indicando "instalaciones de alumbrado eléctrico", situando la empresa en la calle Cádiz 7, primero, de Madrid.
En noviembre de ese mismo año inauguran un local en la Carrera de San Jerónimo nº15, dedicado también a la industria de instalaciones eléctricas.
En 1901 se solicita licencia para construir en un solar de la calle Ríos Rosas esquina con Alonso Cano lo que será la fábrica, oficinas y exposición de la empresa. Se irá ampliando progresivamente. En 1904 ya están instalados en ella. En 1906 Antonio Herraiz solicita licencia para construir un pabellón en el interior de la ya construida fábrica para taller de dibujo y modelado. Se vuelve a ampliar en 1910 y en 1920, contando ya hasta con taller de galvanoplastia.
EL 24 de julio de 1909, la prensa se hace eco de la muerte de Juan Rugama, socio fundador.
Un año después, julio de 1910 se constituye la Sociedad Herraiz y Compañía por los Sres. Antonio Herraiz González y D.Alejandro Miota Inurrigarro. El industrial vasco Alejandro Miota estaba vinculado a la empresa desde hacía tiempo; de hecho, la licencia de la construcción de Ríos Rosas figura a nombre suyo en 1901. También la prensa informa de los viajes de Antonio Herraiz y A.Miota a Suiza, París y Londres en octubre de 1908 o en septiembre de 1913.
Al menos desde 1918 la empresa cuenta con tienda en Barcelona en el Paseo de Gracia nº 39, al lado de otro firma importante de mobiliario, Busquets, que se sitúa en el nº 36. Tras el paréntesis de la guerra, reabren el 16 de septiembre de 1940. Años después se trasladan a Balmes, 143.
El 26 de julio de 1929 se produjo un aparatoso incendio en la fábrica del que dieron cuenta algunos periódicos.
Alejandro Miota muere el 17 de junio de 1935. La sociedad continuará denominándose igual hasta la separación, años después de fallecido Antonio Herraiz, de los hermanos Santiago y Amador.
Durante la Guerra Civil, la familia sale de Madrid. Una parte se instala en San Sebastián. D.Antonio abre fábrica en Pamplona. Aunque no está confirmado, es probable que la fábrica de Ríos Rosas se dedicara durante la contienda a fabricación de munición de guerra. No en vano contaban con un extraordinario taller de fundición de bronces.
Acabada la guerra, se recupera la fábrica de Ríos Rosas y comienza una etapa de gran actividad ya que es mucho lo que hay que reconstruir. Trabajan junto a Antonio Herraiz, sus hijos Santiago y Amador.
Antonio Herraiz muere el 28 de noviembre de 1947. Por estas fechas, la empresa contaba con cerca de 400 empleados. Los hijos continuarán con el negocio aunque, muerto el padre, una parte de la empresa le corresponde a la hermana mayor, Mª del Carmen. Un hijo de ésta, Pepe, entra en representación de la madre años después. En un momento en que el crecimiento urbano de Madrid transforma la zona en residencial, Pepe consigue por su cuenta comprador y a los hermanos no les queda más remedio que vender. Amador propone a Santiago continuar juntos, pero éste no quiere continuar con un negocio a esa escala; quiere poner un pequeño taller de restauraciones y vender antigüedades y objetos de arte. De hecho, al separarse, Amador se llevará alrededor de cien empleados, mientras que Santiago únicamente unos pocos. Serán sus hijos los que les convenzan para ampliar el taller y poner tienda. Crean entonces "Herraiz Hermanos, Sociedad Anónima" constituida el 29 de enero de 1965 y cuyo objeto social era la fabricación de muebles. Por su parte, Santiago formaliza "Casa Herraiz, Santiago Herraiz, Sociedad Anónima", cuyo objeto social era la comercialización de los productos fabricados por "Herraiz Hermanos S.A.". Esta denominación será la que figure en todos los documentos y publicidad de la empresa.
La apertura de la exposición de muebles y objetos de Arte en la calle María de Molina nº 11 se produce el 31 de octubre. La fábrica se instala en el Pasaje de Dª. Carlota , 8. La tienda exposición, un chalet palacete en una de las calles con más tránsito de la capital que une la Castellana con la Avenida de Barcelona y el aeropuerto, se hará icónica con la instalación en el jardín, elevado, de un carro de caballos con el nombre de la empresa. El chalet, actualemente, es la sede del Instituto de Empresa (IE Business School).
Por su parte Amador, anunciaba en mayo de ese año, 1965, la inminente inauguración de tienda y exposición con el nombre "Herraiz, muebles y Bronces de Arte", declarándose continuador de la obra de su padre (cosa que también reivindica Santiago). En principio lleva la tienda exposición a la casa familiar, un chalet neo-mudéjar situado en la calle María Malibrán nº & (Paseo de la Habana); poco después abre en el mismo edificio, esquina a Hermanos Pinzón, la tienda exposición. La fábrica se instalará en la calle Cronos nº 8 en el Complejo Industrial de Canillejas.
Es entonces, al liquidar la fábrica de Ríos Rosas, cuando se cierran las tiendas de Barcelona, Bilbao y Sevilla.
Santiago Herraiz Lorca muere el 22 de diciembre de 1972. Continúan con el negocio sus hijos varones. Venden la sociedad al grupo Rumasa el 15 de febrero de 1983, antes de la expropiación del grupo por parte del gobierno. Con una plantilla cercana a los 100 empleados, el balance contable efectuado en junio de ese año revela la situación de quiebra técnica, con una deuda de más de 390 millones de pesetas. Junto a otras empresas como Pickman S.A., se privatizan y se venden. La empresa se liquida en julio de 1987 y en octubre un grupo de obreros y trabajadores decide abrir "Muebles Herraiz" con herramientas, modelos y catálogos de María de Molina. Actualmente siguen en activo en San Fernando de Henares, Madrid, con la misma denominación y declarándose seguidores de la tradición y el buen hacer de la Casa.
También en 1987, en marzo, Antonio Herraiz García, junto al que fuera Director Comercial de Casa Herraiz, Juan Antonio Losada (el cual murió en 2017) crea "Antonio Herraiz S.A.", empresa dedicada al mueble de oficina. Antonio muere en 1992, continuando con la empresa sus hijos Fernando y Teresa hasta la actualidad.
Amador Herraiz Loranca muere el 18 de juio de 1989. La empresa continúa con sus hijos Carlos, Amador e Ignacio. En el año 1992 se cierra la tienda de María Malibrán y un año después, 1993, acuciados por serios problemas económicos, se liquida la fábrica y se cierra la tienda exposición de Castellana, repartiéndose las existencias entre los hermanos.
Carlos Herraiz Lage abre en 1985 una tienda de muebles en la calle Ayala. Años después la transforma en Galería de Arte Herraiz y se traslada a la calle D. Ramón de la Cruz 27. A su muerte, continúa con la actividad su hijo Carlos Herraiz Monford, hasta la actualidad.
Consciente de la importancia de los signos de identidad corportiva, la empresa cuidará la imagen que proyecte, ya sea mediante la publicidad o los emblemas o divisas corporativas.
Antono Herraiz creará lo que hoy denominaríamos logotipo corporativo, la divisa de la empresa. De carácter humanista, se trata de una orla rodeada de guirnaldas de clara inspiración barroca. Desarrollada a partir de la literatura emblemática, la empresa o divisa es un dibujo con un lema o mote generalmente en latín cuyo objetivo es transmitir el ideal de vida o intención elevada de la persona que la ostenta. Sería una declaración de intenciones morales. Años después, cuando los hermanos Santiago y Amador decidan separarse y continuar cada uno por su lado, usarán esta divisa con los datos propios, Santiago pondrá en el centro "CASA HERRAIZ S.A. / S.Herraiz" y Amador "HERRAIZ / Muebles y bronces de arte". Hoy en día sigue usándose en la Galería de Arte Herraiz, con la inscripción "HERRÁIZ".
También utilizaron estampillas. La estampilla consiste en la impresión sobre la madera del nombre o iniciales del autor o casa comercial. Para ello se utiliza un hierro con las letras en relieve y en negativo, que, al golpearse sobre la madera, dejan la impronta. No son un tampón ni un pirograbado como a veces se piensa. EL origen de estampillar los muebles es francés. Data de los estatutos de carpinteros-ebanistas de 1743, aprobados por el Parlamento de París en 1751 y en vigor hasta 1790, año en que quedan abolidos, aunque muchos carpinteros y ebanistas continuaron usándola. La razón de ser de la estampilla era controlar el monopolio de la fabricación y asegurar la calidad del trabajo por parte del gremio. La estampilla era también la marca que comprometía al maestro sobre la calidad de los trabajos que realizaba y vendía. No todos los muebles se estampillaban (en un juego de sillas, podía llevar estampilla solo una) o las consolas y espejos no estaban sujetos a la norma.No tenían en absoluto carácter publicitario, el hierro se colocaba en una parte no visible del mueble. Conocedor sin duda de la costumbre, Herraiz la utiliza como una forma de dejar constancia de la calidad del mueble. En la mayoría de los casos, Herraiz acompañaba la estampilla con un número, posiblemente el modelo; todos los modelos, tanto de muebles como de lámparas o accesorios, se fotografiaban y se archivaban con un número, como puede comprobarse en la serie de álbumes que conserva el Museo de Artes Decorativas. Comenzó a hacerse en tiempos de Antonio Herraiz. Cuando los hermanos se separan se reparten. Los conservados en el Museo pertenecen a Amador Herraiz; los de Santiago, después de los diversos avatares de la sociedad, terminan en manos de la empresa con sede en San Fernando de Henares. Es difícil establecer la cronología de mobiliario en función de la estampilla pues no todos los muebles se estampillaban y cuando la empresa se divide siguen usando las mismas estampillas. La estampilla con la rúbrica e ciertamente la de Amador y pertenecería a obras posteriores a 1965.
Hay varios hechos que son determinantes en el éxito de Herraiz. El primero de ellos es la irrupción de la electricidad para alumbrado doméstico a finales del XIX en Madrid. El crecimiento y el desarrollo de la empresa va paralelo al desarrollo de la electricidad. En 1910 había en Madrid más de cincuenta mil abonados que no pararán de crecer hasta la Guerra Civil. Las lámparas proporcionaban significados de status social.
Otro factor importante en el desarrollo de Herraiz fue la bonanza económica. En 1900 se observa un espectacular renacimiento de la Bolsa de Madrid, debido a fondos y remesas procedentes de Cuba y Filipinas y a reformas que garantizaban la deuda pública. Se producirá un incremento en la construcción de viviendas, lo que de hecho no hará sino desarrollar el plan Castro para el ensanche de Madrid. Aprobado en 1860, no pudo llevarse totalmente a efecto dada sus dimensiones y alcance social. Entre otras ideas, este plan propugnaba la clara separación de los distintos grupos sociales. En él, las clases altas residirían en el eje Paseo del Prado, Recoletos, Castellana y sus aledaños. Hasta entonces esta diferenciación de zonas residenciales no existía. La nobleza habitaba palacios y casonas en el entorno del Palacio Real sin constituir un medio social exclusivo.
En una primera fase de expansión del Plan Castro (1850-80) los palacetes construidos en esta zona pertenecían a financieros o comerciantes enriquecidos y en muchos casos títulos nobiliarios recientes, como el marqués de Salamanca o el conde de Casa Valencia. Entre el cambio de siglo y la Primera Gran Guerra se produce un cambio de tendencia. Entre la aristocracia terrateniente fueron muchas las familias que van a trasladarse a estos palacetes del ensanche. El importante trabajo realizado por Herraiz para el duque de Santo Mauro (uno de los primeros que se traladó a uno de estos palacetes) le sirvió para ponerse en contacto con la aristocracia y las élites económicas y financieras. Otro sector no menos importante de las élites sociales y económicas decidirá ocupar apartamentos o pisos en esta misma zona, de forma que hacia 1930 ésta se habrá ya convertido en la zona más selecta de la capital. Todos estos nuevos edificios necesitaban decorarse y proveerse a la altura del estilo de la propia construcción, normalmente en neoclásico francés. Hasta ahora, en las residencias aristocrátricas estos temas recaían en manos femeninas que adquirían el "buen gusto" en un lento proceso de aprendizaje en familia; la elección del mobiliario o de los distintos elementos no se hacían en un solo momento, constituían parte del abolengo familiar y daban fe de la antigüedad del linaje familiar. Los nuevos actores que se van incorporando necesitarán una opción rápida que imite la decoración aristocrática con sus diferentes estilos y con la misma calidad y materiales. Hay documentación del marqués de Aledo que atetigua que puso la decoración de su residencia en manos de Herraiz.
La prensa será la que informe, a través de las crónicas de sociedad, de los trabajos que Herraiz realizó para muchas de estas residencias.
Para estas élites financieras o sociales era fundamental la cercanía a la Corona. Todo lo que tuviera que ver con la familia real será admirado, imitado o copiado. La prensa de la época recoge la visita que hace a las instalaciones de Herraiz en Ríos Rosas la reina Victoria Eugenia acompañada de sus hermanos y del duque de Santo Mauro, donde se hace eco de la calidad de los productos que allí se realizan. Para la familia real, Herraiz realizará trabajos desde 1908.
Todo ese bullir constructivo no quedaba únicamente en residencias particulares. En 1910 se inaugura el Hotel Ritz y de nuevo la prensa se hará eco de la presencia de Herraiz, en concreto, en la iluminación. Por las mismas fechas, se inaugura el Casino de Madrid. Otra crónica destaca el trabajo de Herraiz en la ornamentación de la escalera principal y el balconaje de todo el edificio. Años después interrvendrá activamente en la decoración del Hotel Alfonso XIII en Sevilla.
En 1915 se produce un aparatoso incendio que destruye el edificio del Tribunal Supremo. El nuevo edificio es inaugurado por Alfonso XIII en 1925. Probablemente toda la iluminación y parte de la carpintería sean obra de Herraiz, pero destacan un grupo de cinco grandes lámparas en la Galería de Pasos Perdidos y un dibujo de ellas - el proyecto - que se conserva en el propio Tribunal.
A partir de 1930 el boom inmobiliario de décadas anteriores tocará a su fin, de forma que la construcción de palacetes y viviendas de lujo se detendrá. Paralelamente, diversas manifestaciones sociales de descontento provocarán que la ostentación de la riqueza empiece a ser vista de forma negativa. Durante la República se van a producir algaradas en este entorno, que con la llegada de la Guerra Civil y el sitio de Madrid se convertirán definitivamente en la ocupación, registro e incautación de un gran número de estos palacetes. Al acabar la contienda, en las décadas siguientes se producirá un abandono paulatino de estas residencias. Con la consolidación del régimen de Franco, se van a desarrollar nuevos proyectos urbanísticos. Uno de ellos, la ampliación de la Castellana al norte (Paseo de la Habana) y este (Avd. América). Es precisamente uno de estos nuevos edificios, construido con dinero cubano de familiares de la mujer de Amador Herraiz, donde se abrirá la tienda exposición de éste cuando se divida la firma (Generalísimo 14). Es un período que va desde finales de los 40 hasta los años 60, se derribaron buena parte de los palacetes del entorno de la Castellana y en su lugar comenzaron a edificarse altos edificios de oficinas o apartamentos. Paralelamente se producirá otro fenómeno importante para estas clases altas: la planificación y desarrollo, a imitación de los suburbios americanos, de urbanizaciones de lujo en la periferia de Madrid. Destaca Puerta del Hierro, construida en 1950, o La Moraleja y La Florida años después. A partir de ahora, la ostentación será considerada de mal gusto.
Es importante señalar la aparición de una serie de jóvenes arquitectos empeñados en recuperar para el país la modernidad interrumpida por la Guerra Civil. En un principio realizaron fundamentalmente vivienda social con diseños novedosos y baratos y, en muchos casos, el mobiliario para ellas. De hecho, reclaman para su obras muebles acordes a la idea que la sostienen. Tendencia que progresivamente se incorporará en una élite cultural y, en algunos casos, financiera y económica.
Lo cierto es que este movimiento moderno y su mobiliario funcional nunca fue sentido por Herraiz como competencia. Fieles a sus principios y confiados en que siempre tendrán una leal clientela, jamás intentaron adentrarse en este terreno.
Y, ciertamente, la presencia del mueble moderno será tímida y siempre compartiendo espacio con mobiliario clásico. No en vano hasta muy entrada la democracia seguiremos siendo una sociedad con valores muy tradicionales que se verán reflejados, como no, en la decoración de las casas.
No existen diferencias relevantes entre las obras realizadas en los talleres de Santiago o los de Amador. Al dividirse se repartieron los obreros, sortearon las herramientas, los modelos y conservaron clientes. Las relaciones fueron cordiales; en ocasiones, cuando les faltaba un modelo que estaba en manos del otro taller, se lo pedían y copiaban.
Conscientes de los valores que representan sus muebles y objetos, siempre contaron con una clientela fiel que además quería que estos fueran de primerísima calidad, que perduraran en el tiempo, pero que también remitieran al pasado a través del "estilo".
Información obtenida en el artículo de Donato Alfaro Martín. Herraiz, un "siglo" creando estilo. Breve historia de una empresa familiar en Además de, revista online de artes decorativas y diseño, nº 6, 2020, pp.10-37.